martes, 18 de enero de 2011

Un amigo de Lisboa (por Miki)

Hoy vamos a iniciar un pequeño viaje a la hermosa y decadente Lisboa, tan cerca y a la vez tan desconocida.

Comenzamos el día subiendo al castillo de San Jorge, que al ser el punto mas alto de la ciudad, nos permite una panorámica estupenda. Después de deleitarse con las vistas de la desembocadura del Tajo, la plaza del Comercio, el elevador de Santa Justa y las plazas de Restauradores y Rossio, pasamos a la sala de Leonardo da Vinci en la cual podremos ver la ciudad en sus 360º con una nitidez asombrosa gracias al periscopio de este genio.

Iniciamos la bajada por el barrio de la Alfama por sus más de cien recovecos y nos detenemos unos minutos en el mirador de Santa Lucía desde donde ya podemos ver la famosa catedral, La Se, la única que quedó en pie después del terrible terremoto que asoló la ciudad en el año 1755, y a la cual llegaremos en unos minutos cámara en mano para inmortalizar su famosa curva y su tranvía, y para visitar su interior.


Tampoco podemos dejar de ver enfrente la iglesia-museo de San Antonio y la pequeña capilla-cueva donde cuenta la historia que nació San Antonio de Padua en el año 1195. Una vez fuera y para retomar un poco de aliento, nada mejor que cruzar a la pastelería de enfrente y tomar un dulce exquisito (el famoso pastelito de Belén).

Seguimos el recorrido y nos adentramos poco a poco en el barrio de El Chiado, en el que aún podemos ver aquellos pequeños y antiguos comercios en los que es posible encontrar todo lo relacionado con la gastronomía lusa.

El paseo ha sido largo y ya se ha despertado el apetito por lo que no podemos dejar de pasar por uno de sus bares y tomarnos unos ricos caracoles con un vino de la zona, para a continuación iniciar el camino hacia uno de sus múltiples restaurantes y degustar una de sus cientos de maneras de preparar un rico bacalao a la crema o un delicioso  batido de frutas naturales.

Antes de que caiga el sol subiremos al elevador de Santa Justa, desde donde veremos la imponente silueta del castillo, y ya cruzando el puente iremos adentrándonos en el popular Barrio Alto donde encontraremos toda clase de comercios y tiendas de moda. Es de obligada visita también el café Brasileira, donde podemos ver la figura de Fernando Pessoa sentado en la terraza, la misma en la que acostumbraba a tomar su café mientras escribía sus novelas.

Ya sólo queda escoger uno de los muchos restaurantes en el que cenar, mientras escuchamos los auténticos fados y de vuelta al hotel que el día ha sido duro pero interesante.

1 comentario:

  1. Mil gracias por tu sugerencia para pasar un día maravilloso en Lisboa. Ya nos tendrás que contar más cositas que ver. Qué delicia esos pastelillos de Belén y qué maravilla de tranvías por calles imposibles. Lisboa tiene algo que engancha.

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