miércoles, 29 de febrero de 2012

Tapeo “low cost” en el centro de Madrid

La crisis está potenciando la imaginación de los empresarios que no paran de buscar fórmulas para combatir estos duros años que nos está tocando vivir, y fruto de ello, es la última moda que está tomando su sitio en el centro de Madrid: el tapeo “low cost”.

El concepto de estos locales es la clave, tapeo variado y de calidad a muy buen precio. La estrella, los cubos de 5 botellines de cerveza San Miguel por 3 €, ideal para irse de tapas con amigos y disfrutar de varias rondas sin que nuestro bolsillo se resienta.


En el ya consagrado Tragatapas, que está junto a la Plaza Mayor, en la cava de San Miguel nº 8, además de la amplia variedad de raciones y tapas que van desde los 2 € de las tapas, 4 € de las medias raciones y 6 € de las raciones; cada día de la semana ofrecen una ración junto con el cubo de 5 botellines por 6 €. Así, los lunes es el día de la rosca de calamares, los martes el cucurucho de boquerones fritos, los miércoles la ración de patatas bravas y los jueves el plato de jamón ibérico.

Y de reciente apertura y no muy lejos de su competidor, acaba de abrir La Risueña, en la Carrera de San Jerónimo nº 5, con una oferta muy similar de una amplia variedad de raciones por 6 € y los famosos cubos de 5 botellines de cerveza San Miguel por 3 €. Aquí, el día estrella de la semana son los jueves, con un 2x1 en todas las raciones.

¿La diferencia? El Tragatapas abre las 24 horas y La Risueña abre todos los días a partir de las 17:00h y los fines de semana hasta las 05:00h de la madrugada.

¿Aún piensas quedarte en casa y renunciar a unas tapitas con los amigos??????

viernes, 17 de febrero de 2012

Camboya y los Templos de Angkor (2ª parte)

Ya estoy de vuelta para continuar con el relato de mis vivencias en Camboya.

Como dije en el post anterior, nuestro segundo día de tour para ver los Templos de Angkor, fue el que nos marcó de un manera muy especial y ahora veréis por qué.


Este día lo dedicamos a alejarnos de la ciudad y adentrarnos en la zona rural. Por la mañana, nos dirigimos a la zona de templos de Rulous Group que están a 13 km del centro. A bordo de nuestro tuk tuk emprendimos camino hacia nuestro objetivo y atravesamos las carreteras de la ciudad en hora punta mientras disfrutábamos de la vida cotidiana en plena ebullición, con sus motos-tiendas, mercadillos, puestos de bicis que venden pan, camionetas tipo ranger americanas con más de 15 personas subidas donde sólo caben 6 o 7, …

Una vez fuera de la ciudad, nos adentramos en la zona rural, la verdadera esencia de Camboya. Imágenes espectaculares quedaron grabadas en nuestra retina para siempre. La mayoría de las casas están hechas de paja y hojas y construidas en altura sobre unos pilares para poder resistir las crecidas de los ríos en época de lluvias. Vimos el sistema de transporte más tradicional de un carro tirado por bueyes; multitud de niños descalzos jugando a un lado y otro y, a veces, en la mitad del camino de tierra que divide cada aldea en dos zonas; muchísimas vacas medio esqueléticas; y, como siempre en todos los días que hemos estado en Camboya, multitud de sonrisas, saludos y cariño a raudales de todos los camboyanos. Es un pueblo adorable y me alegra muchísimo haber tenido la oportunidad de conocerle.


Tras millones de baches a bordo de nuestro tuk tuk en los que casi nos salíamos del vehículo, llegamos a los primeros templos: Preah Ko y Bakong. Pequeños pero de los más antiguos del conjunto.

Antes de visitar el tercer templo, nuestro “tuktukero” nos sugirió un plan alternativo que aunque con dudas al principio por lo desconocido, accedimos movidos por la curiosidad. Nos dejó en la orilla del lago Tonle Sap, donde cogimos una barca algo rudimentaria, y nos adentramos navegando hasta un delicioso pueblo acuático en mitad del lago, Kampong Pluk.

Un conjunto de casas de paja construidas sobre pilares que emergían del agua, con incluso una Gendarmerie, el colegio, un ostentoso templo, … Pudimos ver cómo pescaban desde sus balsas, como colocan la leña sobre los árboles para que no se moje, jaulas flotantes junto a cada casa con cerdos, cabras y gallinas, una especie de piscifactoría para consumo propio, …; y multitud de cosas más hasta llegar atravesando una especie de selva acuática a lago abierto. Una panorámica infinita del enorme lago, con una calma y una paz absoluta. Se escuchaba el silencio!!!

No quiero dejar de mencionar el curioso sistema de aceleración de la barca. Una soga hace las veces de acelerador y el conductor lo maneja sujetándola con los dedos de los pies presionando y soltando para coger mayor o menor velocidad. Increíble!!!

De vuelta a la orilla y subidos a nuestro tuk tuk, de nuevo millones de baches a travesando las aldeas hasta llegar al tercer templo de Rulous Group: Lolei.

Lo mejor de este templo, no está en sus piedras, sino en la parte trasera donde se encuentra el colegio que llevan los monjes para dar formación gratuita a los niños de las aldeas. Tuvimos la oportunidad de hablar con ellos mientras daban una clase y explicarles sobre un mapa de dónde veníamos y lo lejos que estábamos en aquellos momentos de casa. Además, nos enseñaron su pequeña biblioteca formada con los libros que los turistas les dejan.


Después de comer en un romántico restaurante junto al río y tras casi 1 hora de viaje en tuk tuk a través de maravillosos paisajes de mil tonos de verde de los campos de arroz y sus palmeras, llegamos al templo mejor conservado de todos: Banteay Srei.

Desde aquí, otra hora de regreso al hotel y nos preparamos para ir a cenar a un bonito restaurante colonial del Old Market de Siem Reap y despedirnos así del país que cautivó nuestro corazón.

Como se dice en camboyano ¡Li Ai Camboya!, o lo que es lo mismo, ¡Adiós Camboya!

jueves, 9 de febrero de 2012

Camboya y los Templos de Angkor (1ª parte)

El principal atractivo por el que viaja la gente a Camboya es para descubrir los famosos Templos de Angkor, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1992, pero en mi viaje a este país no sólo me traje un sinfín de fotos de estos maravillosos templos, me traje en mi corazón algo mucho mejor, la amabilidad y las sonrisas de su gente.

Pensar en la opresión que ha sufrido este pueblo, bombardeado en secreto por EEUU durante la guerra de Vietnam para poder derrotar al Vietcong; la masacre desmesurada por parte del ejército de los Jemeres Rojos, donde asesinaron a unos 2 millones de camboyanos (casi un tercio de la población) durante 4 años desde 1975; y la cantidad de minas antipersona sembradas por todo el país, que hoy siguen mutilando a cientos de personas; te encoge el alma. Y aún así, siempre con una cariñosa sonrisa para cada turista.


Existe un contraste brutal entre la ostentación de hoteles, pubs y restaurantes diseñados para el turismo que va a Siem Reap para ver los Templos de Angkor, y la pobreza más absoluta que reina en toda la zona rural. Lo mejor, sin duda, haber tenido la posibilidad de haber recorrido las aldeas y su vida diaria; y de recuerdo, las inocentes miradas de los niños capturadas por nuestro objetivo.

Como ya he dicho antes, para visitar los famosos Templos de Angkor, lo mejor es alojarse en Siem Reap, ubicada a 8 km de la entrada de acceso al complejo de Angkor. Una ciudad pequeña, que se puede recorrer fácilmente a pie y donde disfrutar de sus múltiples mercadillos y su vibrante vida nocturna.

El primer día, tras pasar el trámite de visados en el aeropuerto (desde España no se puede conseguir) y alucinar con el espectacular sistema de organización con más de 20 personas, tipo trabajo en cadena, pasándose nuestros impresos y cada uno ejecutando una parte del proceso, hasta entregarte tu pasaporte con el visado correspondiente; nos fuimos a nuestro hotel ubicado en el corazón del Old Market de Siem Reap.

Esa tarde, la dedicamos a comprar recuerdos y joyas de plata (muy barata) en sus múltiples mercadillos y después de cenar, nos fuimos a disfrutar de la vida nocturna de Siem Reap. Debo decir que Benidorm al lado de esto parace un monasterio de retiro espiritual. Vaya marcha que tiene Siem Reap!!! Recorriendo Pub Street y un par de calles adyacentes, puedes encontrar los pubs, clubs y restaurantes más chic, con más marcha y lleno de luces de neón al estilo “Resacón en Las Vegas” con un montón de turistas cargados de cervezas (0,50 $/cerveza).

Cada pocos pasos, mercadillos, peceras gigantes donde probar la ictioterapia (los pececillos que te comen las pieles muertas de los pies) por 2$, masajes de pies y de cuerpo por 1$ y un sin fin de tuk-tuks ofreciéndote sus servicios. Alucinante encontrar toda esta vida nocturna en mitad de una zona que es muy rural (ves muchos niños jugando descalzos y medio desnudos por la calle) y a la vez muy moderna debido al incremento del turismo que visita los Templos.


Según dicen, uno de los recuerdos más bonitos que te puedes llevar de Siem Reap, es contemplar el amanecer desde Angkor Wat, así que al día siguiente a las 04:00 a.m. ya estábamos arriba para coger nuestro tuk tuk (le contratamos el día de antes para que nos llevara todo el día de un templo a otro) persiguiendo nuestro objetivo. Amaneció sobre las 05:30h, y aunque bonito, pasamos demasiado frío y hemos visto otros amaneceres también muy románticos en España.

Tras explorar a fondo todos los rincones de Angkor Wat, nos fuimos a la puerta sur de Angkor Thomb para coger una preciosa elefanta que nos llevó hasta Bayon, el famoso templo de las caras, en un recorrido de 20 minutos (15$/persona). Debo reconocer que la experiencia es muy incómoda, con tanto bamboleo, pero con mucho encanto. Además, nuestro “chofer de elefante” nos fue tocando una melodía solamente soplando una hoja de árbol!!!

El resto del día, templos y más templos: Ta keo; el cinematográfico templo de Tomb Raider donde Angelina Jolie rodó algunas de sus escenas, Ta Phrom, uno los más visitados y donde tuvimos que luchar contra viento y marea para conseguir nuestras instantáneas junto a las raíces de los árboles que atraviesan las paredes del complejo; Pre Rup; Banteay Kdei; Prasat Kravan; y, por último, Phom Backeng.

De este último, dicen que no hay que perderse su atardecer, así que muy obedientes, nos dirigimos a la cima a esperar más de 2 horas cogiendo sitio a la solana y con un calor de mil demonios a esperar que tuviera lugar el espectáculo de la naturaleza. Resultado, parecido al de la mañana, bonito, pero requiere demasiado sacrificio no justificado. Por no hablar, de la escalera casi vertical con escalones de piedra en los que te cabe el pie de lado y a duras penas, y que al principio subimos, y después, tocaba bajarla. Qué susto, terminé poniendo el culo en el suelo varias veces para no tener tanta impresión!!!


Al llegar abajo y ya casi de noche, localizamos a nuestro “tuktukero” que nos llevó de vuelta al hotel a descansar hasta nuestro tour del día siguiente.

(En el siguiente post os cuento todo lo que nos pasó nuestro segundo día de tour, sin dudarlo, todo lo que vivimos ese día, fue lo que realmente nos enamoró de Camboya).