lunes, 21 de mayo de 2012

El restaurante Amayra estrena carta de Dulces del Mundo

Los más golosos están de suerte, ya que en el restaurante Amayra acaban de estrenar una carta de dulces que recoge algunos de nuestros postres más típicos, así como algunas especialidades de la repostería más internacional.


Juan Pedro Lorero, jefe de cocina del restaurante, es el artífice de esta nueva carta de repostería, que comienza con un recorrido por los postres estrella de algunos países, tales como:

Tiramisú italiano
Apple cake de Reino Unido
Cheesecake americano
Crepe de dulce de leche argentino
Yogur griego con miel y fruta natural
Chocolate suizo en tres texturas


Continúa con una breve representación de los dulces más característicos de nuestra tierra:

Arroz con leche
Torrijas
Tocino de cielo
Mousse de gofio canario

Y finaliza con una selección de los postres más clásicos del restaurante hasta completar las 15 recetas que componen la nueva carta de dulces, como por ejemplo: flan con nata, la tarta de chocolate con galletas o la copa de vino dulce, por citar algunos.


Estos dulces se servirán tanto después de comer o cenar como postre, así como en la cafetería en horario de meriendas. Los precios oscilan entre los 5 € y los 9 € (IVA incluido).

¿Ya sabéis cuál os vais a pedir? Yo, uno de cada!!!

Dirección: Alcalá, 19
Teléfono: 91 523 46 57
Horario de apertura: abre de lunes a domingo, excepto domingos mediodía, de 13:00 a 16:00 horas y de 20:30 a 23:30 horas.
Precio medio: 35 €

martes, 8 de mayo de 2012

Segunda parte de aventuras por el Delta del Mekong

Bueno, si os quedasteis con ganas de seguir leyendo nuestras peripecias por el río Mekong, aquí estoy de nuevo con la segunda parte de mi relato.

Os acordáis que me quedé durmiendo en Can Tho, ¿verdad? Pues a la mañana siguiente a las 06:00 a.m. ya estábamos en pie, listos para embarcar en un taxi de agua rumbo al mercado flotante de Cai Rang.


Por el camino, unos 30 minutos desde el puerto de Can Tho, descubrimos la vida de las casas de la ribera y nos cruzamos con algunos barcos que volvían sin mercancía rumbo a sus hogares.

Nuestro guía terrestre, Mr. Thanh, nos explicó que los barcos llevan dos ojos dibujados en la proa, porque antiguamente creían que el río Mekong estaba lleno de monstruos y de esta manera, el barco vigilaba por ellos.

Cai Rang es el mercado flotante más grande de Asia y a él llegan a diario los locales de diferentes provincias a vender su mercancía. Permanecen allí unos días hasta que venden todo y luego regresan a sus hogares. A finales de diciembre es cuando está más masificado de barcos, que es cuando los locales vienen a comprar para celebrar la Navidad.

El mercado funciona de 05:00 a 11:00h y normalmente hay muchos barcos, por lo que, para facilitar la compra, colocan en un mástil una muestra de cada una de las frutas que venden, para que desde la distancia puedas elegir el camino a tomar para llegar a la barca que te interesa.


De regreso, paramos en un mercado local en tierra firme, y paseamos entre todo el bullicio de puestos de comida y de objetos, entre gente, motos y bicis por pasillos super estrechos. Vimos muchos tipos de peces vivos, ranas que pelaban aún estando vivas, una especie de anguilas que mataban golpeando su cabeza contra el suelo, diferentes tipos de pescados y mariscos secos para que aguanten más tiempo y después poder freírlos, las flores comestibles pumpkin que están deliciosas, …

Antes de regresar al puerto de Can Tho, nos paramos en un pequeño jardín con granja incluida, donde Mr. Thanh nos enseñó a diferenciar los árboles frutales de la duria, Jack fruit, pomelo, planta del dragón, los deliciosos longon,…; además de algunos animales que crían para consumo propio, como: serpientes, puercoespines, una especie de perritos de la pradera, caracoles gigantes, tortugas,…

Una vida impactante la del Mekong, desarrollada a un lado y otro de sus orillas, donde la gente hace su vida cotidiana bañándose, lavando los platos, pescando, …, en aguas turbias e infestadas de serpientes, plantas y suciedad; regalando siempre la mejor de sus sonrisas al turista.

Una última curiosidad, en los barcos-casa donde duermen, tienen a los lados dos grandes cestas de mimbre con forma de plátano gigante medio sumergidas en el agua, donde guardan los peces que capturan vivos para su propio consumo, y así tener comida durante mucho más tiempo.

¡Esto sí que es otro mundo!