martes, 31 de enero de 2012

Homemade Gastrobar abre sus puertas en la capital

Un restaurante de diseño, decorado para sentirse como en casa, que ofrece una alternativa gourmet para disfrutar de la alta cocina sin mantel largo

Acaba de abrir sus puertas en el corazón del barrio Salamanca Homemade Gastrobar, un exclusivo restaurante de cocina mediterránea actual con toques de autor, que responde a las expectativas del tan de moda concepto de “gastrobar”, ofreciendo una selección de recetas de alta cocina en porciones diseñadas especialmente para compartir, y así dar la oportunidad al comensal de probar en una misma comida y de una manera más informal, una amplia variedad de platos diferentes.


Javier Domínguez, jefe de cocina de Homemade Gastrobar, discípulo de Pedro Larumbe y Miguel Jiménez con una amplia experiencia en las cocinas de Meliá, Hesperia y Husa; es el encargado de dar vida a las sugerencias de la carta, tales como: pollo HP en tempura con salsa tonkatsu, berberechos Homemade, tortilla de chips al momento o chopitos con huevo, entre los snacks; sashimi de atún con migas del pastor y emulsión de tomate, risotto de almejas con trigueros y champiñones o tartar de aguacate y langostinos, entre los entrantes; y solomillo laminado con panaderas y vinagreta de Granny Smith o cocochas al ligero pil-pil Homemade, entre los principales. De postre, chocolate Homemade, espuma de yogurt y fresas o torrija al momento de brioche, por citar algunos.

Homemade Gastrobar cuenta con dos menús degustación: uno por 30 € (IVA incluido), que incluye tres platos y postre; y el Premium, por 60 € (IVA incluido), formado por cuatro platos, postre y cinco vinos por copas maridados con cada una de las recetas.


Además, todos los días a partir de las 17:30 horas, la barra que preside el centro del restaurante se convierte en un “Cóctel Bar”, donde disfrutar de coctelería a medida diseñada por el barman en base a los gustos de cada comensal, además de los más de 20 combinados que ofrece la carta de cócteles de Homemade Gastrobar clasificada según la bebida principal del combinado, ya sea Moët & Chandon, ron cubano, vodka Belvedere, Citadelle Gin o Johnnie Walker.

Para el afterwork, Javier ha diseñado una carta de maridaje de snacks y cócteles con un precio que oscila entre los 12 y 13 €, y donde podemos encontrar divertidas parejas gastronómicas, como por ejemplo: los berberechos servidos con un Dry Martini, taco de foie gras Homemade acompañado de un Granny Smith, o las croquetas de bogavante con un trago de Sour Melón Fizz.

Una selecta carta de vinos de 15 referencias, que incluye tintos, blancos, rosados, cavas y champagnes de las regiones vitivinícolas de España e Italia, completa la oferta del restaurante.

Fiel al nombre del restaurante, “Hecho en casa”, la cuidada decoración del local, en la que gran parte de la piezas empleadas son Premios Nacionales o Internacionales de diseño, evoca diferentes estancias de un hogar. La entrada, decorada en tonos blancos para darle un ambiente más fresco y con una cristalera del suelo al techo con vistas a la calle, simula la terraza. Atravesamos por una zona más estrecha con mesas y sillas altas que hace las veces de pasillo, para adentrarnos en el corazón de la sala. A la derecha, una amplia barra para tomar algo rápido; a la izquierda, la biblioteca ambientada con estanterías de libros y un espectacular sofa chester; y al fondo, el salón, con una gran bancada de piel, cuadros de cine clásico antiguo y una recreación de una chimenea para darle un ambiente más acogedor. Un pequeño rinconcito al fondo, con una mesa para dos junto a un pequeño invernadero, completa la estancia.

En la planta baja, la “mesa del Rey”, un exclusivo reservado para 8 personas que incluye barra de copas privada, para sentirse como un verdadero VIP.

¿Te lo vas a perder?

Dirección: Claudio Coello, 63
Teléfono: 91 578 35 46
Horario de apertura: abre de lunes a sábado en horario ininterrumpido de 12:30 a 02:00 horas. Cierra domingos.
Precio medio: 30 €

viernes, 20 de enero de 2012

El restaurante Amayra cuelga el cartel de rebajas en su carta

Con la llegada del año, y la cuesta de enero encima, el período de rebajas es la época más esperada por los consumidores. El restaurante Amayra no quiere quedarse atrás y, del 6 de enero al 31 de marzo, ofrece un 30% de descuento en más de una decena de los platos que tienen más demanda de su carta.

Doce sugerencias entre entrantes y principales que reducirán de forma significativa el gasto por comensal y ofrecen la oportunidad de probar a un precio estupendo, el mi-cuit de pato aromatizado con crujiente de pan, por 12,60 €; la copa de puré de patata con yema de huevo escalfada, crujiente de jamón, cebolla confitada y aceite de trufa, por 6,30 €; la ensalada de aguacate y langostinos con salsa de coco, por 9,80 €; el arroz con bogavante, por 16,80 €; el lomo de merluza con gambas al ajo, por 15,40 €; o el solomillo relleno de foie con salsa de Pedro Ximenez y uvas pasas, por 16,80 €; entre otros.

Ya no hay excusa para no disfrutar de los placeres de la buena mesa sin que se resienta el bolsillo.

Dirección: Alcalá, 19
Teléfono: 91 523 46 57
Horario de apertura: abre de lunes a domingo, excepto domingos mediodía, de 13:00 a 16:00 horas y de 20:30 a 23:30 horas.
Precio medio: 35 €

lunes, 9 de enero de 2012

Bahía de Halong: un enclave mágico e idílico

A 170 km al este de Hanoi, se encuentra la Bahía de Halong. Una extensión de agua de aproximadamente 1.500 km2, cuyo principal protagonismo, lo cobran los elementos kársticos e islas de diferentes tamaños y formas que emergen de sus aguas. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994 y desde el 11 de noviembre de 2011, está considerada una de las siete maravillas naturales del mundo.

Hay diferentes compañías navieras que te proponen pasar unos días surcando sus aguas. Nosotros elegimos uno de los lujosos barcos de Indochina Sails, que nos recogió desde nuestro hotel en Hanoi para pasar los dos días siguientes navegando por la bahía.


A bordo de un precioso shampan de madera, con una decoración muy exótica al estilo de la película “Indochina”, es un placer contemplar los farallones que emergen del mar como si fueran los lomos de un dragón gigante tal y como cuenta la leyenda, inmersos en un silencio y una paz absoluta imposible de describir.

Después de asignarnos los camarotes (super románticos, por cierto) y obsequiarnos con una bebida típica de bienvenida mientras nos daban unas pequeñas instrucciones de salvamento por si algo se complicaba durante la travesía, comimos en el restaurante de decoración colonial de la primera planta disfrutando de las vistas que el paisaje nos ofrecía.

Una de las primeras paradas de nuestro recorrido, es Tiptop Island, donde después de hacer unas bonitas fotos de las espectaculares que vistas que hay desde la cima que está a unos 400 m de la altura, aún te queda tiempo para pegarte un baño en sus aguas.

En la siguiente parada, visitamos uno de los pueblos del agua llamado Cuan Van. A bordo de una barquita típica de pescadores, recorrimos las distintas casas flotantes mientras observábamos como preparaban la cena y hacían sus actividades cotidianas. Increíble ver como un pequeño pueblo de unos 50 individuos, desarrollan toda, y repito, toda su vida en casas y barcos flotando sobre el agua. Te hace replantearte muchas cosas.

Por la noche, tras una maravillosa cena de comida vietnamita y un intento de pescar desde el barco, terminamos tomando unos cócteles en las hamacas de cubierta, disfrutando de una de las noches más puras y más relajantes que probablemente podamos vivir jamás.


Al día siguiente, a las 06:00 de la mañana en pie para practicar un poco de taichi en cubierta guiados por un maestro. Nuestro estilo no es muy bueno, pero la experiencia de empezar el día haciendo deporte integrados en un paisaje de cuento, bien merecía el madrugón. Después de reponer fuerzas en el desayuno, hemos llegado a la Surprise Cave. Es enorme y dicen que está considerada la segunda maravilla natural. Tras recorrer sus galerías, y con mucha penita por tener que marcharnos de un entorno inigualable, volvimos al barco para regresar al puerto de Halong y poner punto y final a nuestra inolvidable excursión.