viernes, 17 de febrero de 2012

Camboya y los Templos de Angkor (2ª parte)

Ya estoy de vuelta para continuar con el relato de mis vivencias en Camboya.

Como dije en el post anterior, nuestro segundo día de tour para ver los Templos de Angkor, fue el que nos marcó de un manera muy especial y ahora veréis por qué.


Este día lo dedicamos a alejarnos de la ciudad y adentrarnos en la zona rural. Por la mañana, nos dirigimos a la zona de templos de Rulous Group que están a 13 km del centro. A bordo de nuestro tuk tuk emprendimos camino hacia nuestro objetivo y atravesamos las carreteras de la ciudad en hora punta mientras disfrutábamos de la vida cotidiana en plena ebullición, con sus motos-tiendas, mercadillos, puestos de bicis que venden pan, camionetas tipo ranger americanas con más de 15 personas subidas donde sólo caben 6 o 7, …

Una vez fuera de la ciudad, nos adentramos en la zona rural, la verdadera esencia de Camboya. Imágenes espectaculares quedaron grabadas en nuestra retina para siempre. La mayoría de las casas están hechas de paja y hojas y construidas en altura sobre unos pilares para poder resistir las crecidas de los ríos en época de lluvias. Vimos el sistema de transporte más tradicional de un carro tirado por bueyes; multitud de niños descalzos jugando a un lado y otro y, a veces, en la mitad del camino de tierra que divide cada aldea en dos zonas; muchísimas vacas medio esqueléticas; y, como siempre en todos los días que hemos estado en Camboya, multitud de sonrisas, saludos y cariño a raudales de todos los camboyanos. Es un pueblo adorable y me alegra muchísimo haber tenido la oportunidad de conocerle.


Tras millones de baches a bordo de nuestro tuk tuk en los que casi nos salíamos del vehículo, llegamos a los primeros templos: Preah Ko y Bakong. Pequeños pero de los más antiguos del conjunto.

Antes de visitar el tercer templo, nuestro “tuktukero” nos sugirió un plan alternativo que aunque con dudas al principio por lo desconocido, accedimos movidos por la curiosidad. Nos dejó en la orilla del lago Tonle Sap, donde cogimos una barca algo rudimentaria, y nos adentramos navegando hasta un delicioso pueblo acuático en mitad del lago, Kampong Pluk.

Un conjunto de casas de paja construidas sobre pilares que emergían del agua, con incluso una Gendarmerie, el colegio, un ostentoso templo, … Pudimos ver cómo pescaban desde sus balsas, como colocan la leña sobre los árboles para que no se moje, jaulas flotantes junto a cada casa con cerdos, cabras y gallinas, una especie de piscifactoría para consumo propio, …; y multitud de cosas más hasta llegar atravesando una especie de selva acuática a lago abierto. Una panorámica infinita del enorme lago, con una calma y una paz absoluta. Se escuchaba el silencio!!!

No quiero dejar de mencionar el curioso sistema de aceleración de la barca. Una soga hace las veces de acelerador y el conductor lo maneja sujetándola con los dedos de los pies presionando y soltando para coger mayor o menor velocidad. Increíble!!!

De vuelta a la orilla y subidos a nuestro tuk tuk, de nuevo millones de baches a travesando las aldeas hasta llegar al tercer templo de Rulous Group: Lolei.

Lo mejor de este templo, no está en sus piedras, sino en la parte trasera donde se encuentra el colegio que llevan los monjes para dar formación gratuita a los niños de las aldeas. Tuvimos la oportunidad de hablar con ellos mientras daban una clase y explicarles sobre un mapa de dónde veníamos y lo lejos que estábamos en aquellos momentos de casa. Además, nos enseñaron su pequeña biblioteca formada con los libros que los turistas les dejan.


Después de comer en un romántico restaurante junto al río y tras casi 1 hora de viaje en tuk tuk a través de maravillosos paisajes de mil tonos de verde de los campos de arroz y sus palmeras, llegamos al templo mejor conservado de todos: Banteay Srei.

Desde aquí, otra hora de regreso al hotel y nos preparamos para ir a cenar a un bonito restaurante colonial del Old Market de Siem Reap y despedirnos así del país que cautivó nuestro corazón.

Como se dice en camboyano ¡Li Ai Camboya!, o lo que es lo mismo, ¡Adiós Camboya!

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