jueves, 9 de febrero de 2012

Camboya y los Templos de Angkor (1ª parte)

El principal atractivo por el que viaja la gente a Camboya es para descubrir los famosos Templos de Angkor, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1992, pero en mi viaje a este país no sólo me traje un sinfín de fotos de estos maravillosos templos, me traje en mi corazón algo mucho mejor, la amabilidad y las sonrisas de su gente.

Pensar en la opresión que ha sufrido este pueblo, bombardeado en secreto por EEUU durante la guerra de Vietnam para poder derrotar al Vietcong; la masacre desmesurada por parte del ejército de los Jemeres Rojos, donde asesinaron a unos 2 millones de camboyanos (casi un tercio de la población) durante 4 años desde 1975; y la cantidad de minas antipersona sembradas por todo el país, que hoy siguen mutilando a cientos de personas; te encoge el alma. Y aún así, siempre con una cariñosa sonrisa para cada turista.


Existe un contraste brutal entre la ostentación de hoteles, pubs y restaurantes diseñados para el turismo que va a Siem Reap para ver los Templos de Angkor, y la pobreza más absoluta que reina en toda la zona rural. Lo mejor, sin duda, haber tenido la posibilidad de haber recorrido las aldeas y su vida diaria; y de recuerdo, las inocentes miradas de los niños capturadas por nuestro objetivo.

Como ya he dicho antes, para visitar los famosos Templos de Angkor, lo mejor es alojarse en Siem Reap, ubicada a 8 km de la entrada de acceso al complejo de Angkor. Una ciudad pequeña, que se puede recorrer fácilmente a pie y donde disfrutar de sus múltiples mercadillos y su vibrante vida nocturna.

El primer día, tras pasar el trámite de visados en el aeropuerto (desde España no se puede conseguir) y alucinar con el espectacular sistema de organización con más de 20 personas, tipo trabajo en cadena, pasándose nuestros impresos y cada uno ejecutando una parte del proceso, hasta entregarte tu pasaporte con el visado correspondiente; nos fuimos a nuestro hotel ubicado en el corazón del Old Market de Siem Reap.

Esa tarde, la dedicamos a comprar recuerdos y joyas de plata (muy barata) en sus múltiples mercadillos y después de cenar, nos fuimos a disfrutar de la vida nocturna de Siem Reap. Debo decir que Benidorm al lado de esto parace un monasterio de retiro espiritual. Vaya marcha que tiene Siem Reap!!! Recorriendo Pub Street y un par de calles adyacentes, puedes encontrar los pubs, clubs y restaurantes más chic, con más marcha y lleno de luces de neón al estilo “Resacón en Las Vegas” con un montón de turistas cargados de cervezas (0,50 $/cerveza).

Cada pocos pasos, mercadillos, peceras gigantes donde probar la ictioterapia (los pececillos que te comen las pieles muertas de los pies) por 2$, masajes de pies y de cuerpo por 1$ y un sin fin de tuk-tuks ofreciéndote sus servicios. Alucinante encontrar toda esta vida nocturna en mitad de una zona que es muy rural (ves muchos niños jugando descalzos y medio desnudos por la calle) y a la vez muy moderna debido al incremento del turismo que visita los Templos.


Según dicen, uno de los recuerdos más bonitos que te puedes llevar de Siem Reap, es contemplar el amanecer desde Angkor Wat, así que al día siguiente a las 04:00 a.m. ya estábamos arriba para coger nuestro tuk tuk (le contratamos el día de antes para que nos llevara todo el día de un templo a otro) persiguiendo nuestro objetivo. Amaneció sobre las 05:30h, y aunque bonito, pasamos demasiado frío y hemos visto otros amaneceres también muy románticos en España.

Tras explorar a fondo todos los rincones de Angkor Wat, nos fuimos a la puerta sur de Angkor Thomb para coger una preciosa elefanta que nos llevó hasta Bayon, el famoso templo de las caras, en un recorrido de 20 minutos (15$/persona). Debo reconocer que la experiencia es muy incómoda, con tanto bamboleo, pero con mucho encanto. Además, nuestro “chofer de elefante” nos fue tocando una melodía solamente soplando una hoja de árbol!!!

El resto del día, templos y más templos: Ta keo; el cinematográfico templo de Tomb Raider donde Angelina Jolie rodó algunas de sus escenas, Ta Phrom, uno los más visitados y donde tuvimos que luchar contra viento y marea para conseguir nuestras instantáneas junto a las raíces de los árboles que atraviesan las paredes del complejo; Pre Rup; Banteay Kdei; Prasat Kravan; y, por último, Phom Backeng.

De este último, dicen que no hay que perderse su atardecer, así que muy obedientes, nos dirigimos a la cima a esperar más de 2 horas cogiendo sitio a la solana y con un calor de mil demonios a esperar que tuviera lugar el espectáculo de la naturaleza. Resultado, parecido al de la mañana, bonito, pero requiere demasiado sacrificio no justificado. Por no hablar, de la escalera casi vertical con escalones de piedra en los que te cabe el pie de lado y a duras penas, y que al principio subimos, y después, tocaba bajarla. Qué susto, terminé poniendo el culo en el suelo varias veces para no tener tanta impresión!!!


Al llegar abajo y ya casi de noche, localizamos a nuestro “tuktukero” que nos llevó de vuelta al hotel a descansar hasta nuestro tour del día siguiente.

(En el siguiente post os cuento todo lo que nos pasó nuestro segundo día de tour, sin dudarlo, todo lo que vivimos ese día, fue lo que realmente nos enamoró de Camboya).

No hay comentarios:

Publicar un comentario