Nuestra última parada en nuestro viaje por el sudeste asiático fue en Phuket. Solo teníamos dos días para descansar de nuestro largo periplo y los aprovechamos a tope.
Nada más llegar al aeropuerto de Phuket, cogimos un minibús que nos llevaba hasta nuestro hotel y que, por supuesto, nos hizo la correspondiente parada en una pequeña agencia en mitad del camino para tratar de vendernos excursiones varias.
En el hotel, nos esperaba una sorpresa de Honey Moon!!! Un corazón con pétalos de rosa sobre la cama junto a dos bonitos cisnes hechos con toallas y una botella fresquita de champagne francés con dos tartitas de corazón en las que se podía leer “Happy Honey Moon”. Además, la habitación era una pasada, con vistas al mar y a la piscina, cama de 2 m o más con dosel, bañera integrada en la habitación,… Qué os voy a contar!!!
Tras una tarde de playita, pisci y relax, nos pusimos guapos para dar un paseo por los mercadillos nocturnos. Cenamos en un italiano que estaba genial, y en el que el chef Mauro nos atendió como si fuera nuestra casa!!!
Antes de dormir, un paseo por la famosa Bangla Road , llena de bares de shows bastante subiditos de tono, donde las chicas disparan pelotas de ping pong con…, ya me entendéis; los travestis y las chicas (difícil de diferenciar en la mayoría de las ocasiones) bailando en barras americanas; bares con conciertos; un curioso juego de clavar un clavo en un tronco de árbol a martillazos; iguanas y saimiris para hacerte una foto con ellos; y otras muchas situaciones más que no sé muy bien cómo explicar de la manera más light posible. Una zona muy, pero que muy vibrante, no apta para recatadas como yo. Ja, ja!!!
A la mañana siguiente a las 6:00h ya estábamos en pie rumbo a Phi Phi, donde se rodó la película “La Playa” de Leonardo di Caprio. Al subirnos a la lancha, se nos ocurrió la brillante idea de sentarnos en la proa por eso de que fuera más emocionante el trayecto y… Dios mío!!! Qué mal lo pasamos!!! El mar estaba bastante picado y aquello pegaba unos botes que nos iban a partir en dos. Al cabo de un rato haciéndonos los machitos, le pedimos al capitán que nos dejara pasar a la parte trasera que iba cubierta porque yo estaba casi a punto de llorar pensando que en un bote nos salíamos por la borda. Dentro también se notaban bastante los botes, pero mucho menos que en la proa.
Nuestra primera parada fue para hacer snorkel rodeados por miles de peces rayados. Les tiraban comida desde el barco alrededor nuestro y de pronto te veías cercado por cientos de pececillos que incluso a veces te daban algún pequeño mordisquito!!!
Tras comer de buffet en otra playa y visitar la playa de los monos, por fin llegamos a Maya Bay, la famosa playa de Leonardo di Caprio. Un baño en un paraje idílico de aguas cristalinas y arena blanca, multitud de fotos desde todos los ángulos posibles, y de vuelta al barco para disfrutar de un par de horas de relax en Khai Nok Island.
Nuestra última noche volvimos a dar un paseo por la famosa zona de perdición y cenamos en otro italiano que no estaba tan rico como el de nuestro amigo Mauro.
Al día siguiente, llegó el último día de nuestro viaje de ensueño. Mi resumen… Vietnam me hechizó, Camboya me enamoró y Tailandia me impactó.
Qué ganas tengo ya de escaparme de nuevo a descubrir otros lugares del mundo!!!
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